Tengo prisa,
tengo mucha prisa.
Tengo tanta prisa
como el conejo de Alicia
en el País de las Maravillas.
Tengo prisa por vivir
cada año, cada mes, cada hora.
Tengo prisa por revivir
momentos pasados
y predecir
los que aún no han llegado.
El tiempo pasa demasiado rápido
y aún me queda casi todo
por imaginar, por escribir,
por evitar el olvido.
Tengo verdadero pánico
a que mi tiempo se agote,
a que mi libro se acabe
y verme obligado
a escribir el final.
Tengo prisa,
tengo mucha prisa
por vivir.