¿Qué queda de vosotros, mis antepasados?
Apenas unos huesos olvidados
en un cementerio frío y solitario,
apenas unos nombres y unas fechas
torpemente rotulados
sobre vastas chapas de piedra.
Y, sin embargo,
cada vez que os recuerdo,
cada vez que asalta
vuestra imagen mi cerebro,
resurgís de entre la tierra
y tomáis toda la vida
a la que podéis aspirar los muertos:
dos abuelas,
una vivida y otra de cuento;
un abuelo
asesinado por la guerra,
un padre incapaz de soñar
y una madre
a la que le arrebataron los sueños.
¿Qué queda de vosotros, mis antepasados?
Tan solo os queda
vivir en mis recuerdos.