UN NIÑO EN LA PLAYA
Hay un niño muerto en la playa
y su cadáver,
tan mínimo,
pasa desapercibido.
Hasta que alguien grita:
“¡Un niño! ¡Hay un niño en la playa!”
Sólo entonces,
como una repentina tormenta,
aparecen las televisiones,
las emisoras de radio,
los diarios,
los semanarios,
las agencias…
Y durante unos pocos días
se remueven las conciencias
y todos nos sentimos culpables,
solidarios,
sensibles,
humanitarios.
Tan sólo han pasado tres días,
el niño muerto en la playa ya no es noticia,
nuestra conciencia
no despierta,
permanecerá dormida
hasta la siguiente víctima.
S. FIDALGO